AMIGO FIEL

texto y fotografia de Juan A Pellicer 

 
 Esta fotografía tiene una historia muy especial. Me encontraba haciendo unas fotografías en este Cementerio y elegí precisamente un día y una hora donde fuera probable que hubiera pocas personas de visita, como así ocurrió. Efectivamente el cementerio estaba prácticamente vacio, lo cuál facilitaba mi trabajo ya que de esta manera podía sentirme más libre aún para actuar, (todos sabemos el precio alto que tiene la soledad para captar momentos), cuando me percaté, entre las estrechas calles de lápidas de la presencia de un ser que no dejaba de observarme. Era un perro (este de la fotografía). Bueno en un principio pensé sería del lugar y no había encontrado un sitio mejor donde descansar tras una persecución con algún intrépido gato.

Después de observarnos ambos durante un tiempo razonable como para inspirarnos la suficiente confianza, pensé que podía ser una buena fotografía. De manera que lentamente me fuí acercando. Lo hacía muy despacio, no queria que se moviera o asustarlo, quería esa fotografía, quería conseguir el ángulo perfecto, el encuadre ideal... quería la mejor fotografía.
El perro seguía observándome, miraba todos mis pasos, sus ojos perseguían todos mis movimientos. Sentí como que me autorizaba a acercarme todo cuanto quisiera, él no se inmutaba.
Tardé poco en descubrir que este animal no estaba allí descansando tras una persecución. Ni formaba parte de la plantilla del lugar, no. El motivo, como pueden comprender, era muy distinto. Este animal estaba sentado, y así llevaba muchos días, sobre la tumba del que fué su dueño. Este animal decidío no abandonar a la persona que más quiso en la vida.
Cuando comprobé esta historia, (me la contó el propio encargado del lugar), regresé de nuevo a despedirme de aquél animal. Él seguía allí, sentado encima de la que, seguramente, sería para el resto de sus días su nueva morada.
A partir de aquel momento, esta fotografía dejó de ser bonita o fea, dejó de estar bien o mal encuadrada, de tener gamas tonales cálidas o fuertes, de tener zonas quemadas o subexpuestas, a partir de aquél momento todo eso ya dejó, para mí al menos, de tener importancia en esta fotografía. Desde aquél momento esta escena dejó de ser una fotografía para convertirse, en todo un símbolo, la expresión más alta de Lealtad y Fidelidad.
Con esta fotografía rindo mi humilde pero sincero homenaje a todos los animales y especialmente a aquellos que, junto a nosotros, han participado y participan de lo que vamos siendo...

2 comentarios:

  1. Qué hermoso relato, me ha gustado mucho y la foto está preciosa. La verdad es que muchas veces suelen ser los animales más agradecidos y más "humanos" que las personas.

    Un abrazo Juan!

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  2. Muchas gracias por tu comentario Vilma, coincido contigo en cuanto a que muchas veces estos animales son mucho mas humanos que las personas. En ellos no caben ciertas aptitudes como el odio, la envidia, el egoismo, la falsedad, el rencor... Todo eso parece, propiedad exclusiva, desgraciadamente, del ser humano. Saludos

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