BELLOS Y SOLITARIOS

Relato y Fotografía de JPellicer

Paisajes tranquilos y multicolores; paisajes llenos de azul, el azul de los cielos, de aquellos cielos tan lejanos y tan cercanos. Paisajes soñados y vividos, confundidos en mi interior. Bellos paisajes que sin dueños, esclavos de todos parecieran.
Bellos y solitarios paisajes que nos acogen, acaso para hablarnos sin palabras… mostrándose de belleza, implorando así, nuestra clemencia.
Paisajes solitarios, que sintiéndose últimos, continúan luchando, simplemente estando; es de este modo como ellos viven, simplemente estando.
Paisajes que fueron los más leales confidentes. Paisajes cómplices que en aquellas noches de verano ocultaban figuras de amantes amándose. Paisajes bellos, que despiertan antes del día, ocultándose para recibir tranquilos, las nanas que la Luna, meciéndolos, le susurran.
Bellos paisajes que intentan rodearnos y abrazarnos, y nosotros pobres desdichados… sin llegar a entender.Son los mismos paisajes del ayer, que hoy, igual de bellos, lucen menos. Igual de cercanos se sienten tan lejanos.
Paisajes que son nuestra vida; que dieron sentido a nuestro pequeño mundo, que dibujaron nuestros primeros colores; que hablaron para nosotros; paisajes en donde nos perdíamos para luego volver a aparecer más sanos y mas salvos. Paisajes tranquilos que se vestían de verdes y amarillos y yo, entre silencios de admiración bautizaba, llamando Otoño a unos, Primavera a los otros.
Los de otoño me hablaban de fríos, de hojas que bailaban en sus suaves caídas, de senderos húmedos y ríos plateados. Aquellos de Otoño eran bellos, porque entre ellos, melodías impensables llegaban a nosotros envueltas de trinos aislados a modo de despedida. También los de otoño tenían el encanto del último adiós, de la noche, del sueño tranquilo, del beso en la mejilla y la suave caricia de la mano posada, como protegiendo, nuestra faz. Aquel rostro del que aún sin marcas ni arrugas, ni lágrimas que, en su huida, van dibujando sobre nuestra piel aquellos ríos plateados, sonríe tranquilo y cerrando los ojos se entrega a la noche.
Los de Primavera, alegres, vestidos de todos los colores, aquellos que adornaban su cabeza con su mejor tocado, tocado llamado Arco Iris. Aquellos paisajes de primavera, como niños jugando, presumidos, vestidos de domingo. Paisajes de primavera soñados, ansiados, deseados…
Ellos fueron la inspiración del poeta; el lienzo del pintor, la morada del que ama, ellos aportaban esa nota perdida en la más bella de las melodías. Ellos también fueron el sosiego y la armonía del inquieto y la fuerza del débil. Los paisajes de primavera siempre fueron cortos porque siempre eran vivos. Las personas nos hablaban de ellos, a su manera, así conocíamos de su llegada; cuando los almendros se vestían de blanco, cuando miles de especies, al tiempo despertaban; cuando aquellos ríos plateados, locos de alegría, saltaban por encima de las rocas, cuando podíamos ver a lo lejos mas paisajes de más primaveras y cuando al final del día, aun impregnados de hierba y verde y con todos los colores llenando nuestro corazón, dibujando sonrisas abrazábamos de nuevo nuestra Luna.
Bellos y Solitarios paisajes que fuisteis todo para Todos; que entre vuestros colores todavía hay millones desconocidos y entre vuestros aromas aun guardáis los mas preciados para la segunda vez….
Bellos paisajes, decidnos:
¿Alguna vez fuimos parte de ti?...
Tu silencio, ese que escucho siempre que te miro, me dice que Si.
- Entonces discúlpanos si tantas veces te ignoramos.

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